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El Día de los Santos Inocentes: Una tradición que invita a la reflexión

Cada 28 de diciembre, se conmemora en algunos países la festividad del Día de los Santos Inocentes o Día de los Inocentes, una tradición que evoca un pasado de injusticia y dolor, pero también un presente que nos invita a la reflexión y la acción.

El origen del recuerdo, se remonta a la matanza de niños ordenada por el rey Herodes en Belén, en un intento por eliminar al recién nacido Jesús a quien los Reyes Magos habían anunciado como el “Rey de los judíos”.

Temeroso ante la posibilidad de perder su trono, Herodes envió a sus soldados para que mataran a todos los niños menores de 2 años.

Pero José fue advertido en sueños y logró huir a Egipto con María y Jesús, salvándolo.

Los pequeños asesinados pasaron a la historia como los «Santos Inocentes», considerados los primeros mártires cristianos.

Y la fecha de su martirio quedó marcada como un día de conmemoración dentro del calendario católico.

Con el paso del tiempo, está remembranza derivó en tradiciones más paganas y populares, llenas de bromas y noticias falsas para ridiculizar lo ocurrido.

Así surgieron los “anuarios del mentiroso”, las inocentadas en medios de comunicación y una extendida cultura de engañar “inocentes” cada 28 de diciembre.

Pero más allá del humor, lo cierto es que el Día de los Santos Inocentes tiene un origen trágico que debería llevarnos a la reflexión.

¿No es esta una fecha propicia para pensar en los miles de niños que aún hoy son víctimas de conflictos armados, pobreza, violencia doméstica y enfermedades?

Niños inocentes como los de Belén, cuyas vidas se pierden de forma injusta y prematura en el siglo XXI.

Bebés que mueren de causas prevenibles, menores reclutados como soldados, pequeños refugiados víctimas de la guerra, niños explotados y abusados.

Millones de infancias robadas por la crueldad, la avaricia y la indiferencia humana.

Quizás las “inocentadas” nos ayuden colectivamente a aliviar el peso de unos recuerdos que still evocan profundas injusticias.

Pero sin duda no estaría de más aprovechar también esta fecha para crear conciencia, manifestar solidaridad, exigir políticas públicas y asumir compromisos personales.

Acciones que busquen proteger mejor a los niños inocentes del presente, garantizando sus derechos, necesidades y sueños.

Para que crezcan en entornos de bienestar, comprensión y cuidado.

Desde el periodismo y la ciudadanía global tenemos la responsabilidad ética de mantener visible estas realidades, denunciando abusos y promoviendo soluciones que construyan un futuro donde todos los pequeños puedan ser genuinamente protegidos y felices.

Ese es el mejor homenaje que podemos hacer cada Día de los Santos Inocentes a la memoria de los pequeños mártires de Belén y a los millones de niños inocentes cuyas vidas se apagan aún hoy antes de tiempo. Para que la historia no se repita.

Los santos inocentes de Belén perecieron injustamente hace más de 2000 años.

Desafortunadamente aún en pleno siglo XXI millones de niños en el mundo sufren vulneraciones a sus derechos, privaciones y abusos evitables.

Tenemos el deber de mantener presentes estas realidades, promoviendo acciones que construyan un futuro donde todos los niños y niñas puedan ser verdaderamente protegidos, cuidados y felices.

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