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Celebrando la Vida en Cristo: Reflexiones de la Victoria sobre la Muerte.

En el transcurso de esta Semana Santa, en la que muchos se sumergen en la solemnidad del Viernes Santo y en la memoria de la muerte de Jesús, surge una invitación a trascender. Nos llamamos a celebrar la vida y la victoria de Cristo, a meditar en su resurrección y a proclamar al mundo la realidad de que Jesús está vivo.

Es innegable que la muerte de Jesús en la cruz constituyó un acto supremo de amor hacia la humanidad. Él entregó su vida voluntariamente para expiar nuestros pecados y para reconciliarnos con Dios. Su sacrificio nos abrió las puertas hacia la vida eterna y nos infundió la esperanza de un futuro más allá de la muerte, tal como lo expresa el versículo de Juan 3:16:

«Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.»

Isaías 53:5 también nos recuerda:

«Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.»

Sin embargo, la historia no culmina en la crucifixión. La muerte no pudo prevalecer sobre Jesús. Al tercer día, él se levantó de entre los muertos, corroborando su divinidad y venciendo al enemigo final: la muerte. Mateo 28:6 narra este evento glorioso:

«No está aquí, pues ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor.»

1 Corintios 15:20-22 afirma:

«Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho. Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados.»

La resurrección de Jesús, es la evidencia irrefutable del amor de Dios por nosotros y la fuente de nuestra esperanza. Jesús no es un dios muerto. Él vive, intercediendo por nosotros ante Dios Padre y guiándonos a través del Espíritu Santo. Hebreos 7:25 nos recuerda su intercesión constante:

«Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.»

Juan 14:16 nos asegura la presencia del Espíritu Santo:

«Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre.»

Durante esta Semana Santa, les invitamos a reflexionar sobre el significado profundo de la muerte y resurrección de Jesús. Celebren la vida y la victoria de Cristo, meditando en la tumba vacía y proclamando al mundo que

¡Jesús está vivo!

Compartan la esperanza y la alegría de la fe con aquellos que les rodean.

Que este Domingo de “Resurrección”, sea un tiempo de profunda reflexión, renovación y celebración de la vida en Cristo.

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