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Cromointerferencia: El Arte Vibrante que da la Bienvenida y Despide en el Aeropuerto Internacional Simón Bolívar

En el corazón del Aeropuerto Internacional Simón Bolívar de Maiquetía, se erige una obra maestra que fusiona arte y funcionalidad: la Cromointerferencia Ambientación Color Aditivo, diseñada por el renombrado artista plástico venezolano Carlos Cruz Diez.

Desde su inauguración en 1978, esta pieza ha sido más que un mero adorno arquitectónico; ha sido un testigo silencioso de innumerables despedidas y bienvenidas.

La Cromointerferencia, concebida como un corredor de colores vibrantes, ha sido un faro visual para los viajeros desde hace décadas. Carlos Cruz Diez, en 1974, imaginó este espacio para adaptarse al constante movimiento de los pasajeros, resolviendo la dualidad entre la visión rasante y directa.

Su visión directa, inicialmente concebida como provisional, se convirtió en un elemento distintivo e inmortal del aeropuerto.

Cruz Diez enfrentó desafíos técnicos al materializar su visión.

El piso, fundamental para soportar el peso de las maletas y la constante afluencia de personas, necesitaba resistencia duradera.

Después de una búsqueda exhaustiva, encontró en Francia un material compactado a 2 mil kilos por cm² y quemado a 1.500 °C.

Aunque este proceso pueda considerarse antiecológico, era esencial para garantizar la durabilidad del suelo.

Este no fue simplemente un piso; fue la primera manifestación de la creencia de Cruz Diez de que cualquier cosa, desde aviones hasta pisos, podía transformarse a través del arte.

La Cromointerferencia abarca 2.608 metros cuadrados, incluyendo el piso y las paredes del corredor de espera y los salones de boletería de las líneas aéreas.

En 1980, solo dos años después de su inauguración, la obra obtuvo el prestigioso Premio Nacional de Arquitectura.

No obstante, con el paso del tiempo, se evidenciaron signos de desgaste. Reportes desde al menos 2013 indican la separación de mosaicos y otros desafíos estructurales.

A pesar de los materiales fuertes seleccionados, el tiempo dejó su huella en la Cromointerferencia.

En un artículo publicado por El Universal, se informó sobre la existencia de 23 espacios con mosaicos despegados.

El Correo del Caroní anunció que la restauración sería una realidad, reconociendo la importancia de preservar esta obra icónica.

Más Allá de las Fotos de Viaje

La Cromointerferencia trasciende su papel como un mero objeto fotográfico para las redes sociales.

En 2015, María José Ovalles Vásquez participó en el Concurso Cartas de Amor con una carta dirigida al piso de Maiquetía.

En sus palabras, describió cómo este espacio, que alguna vez estuvo asociado a las vacaciones en los años 90, se ha transformado en un ícono de despedidas y emigración.

«Hoy tus 2.112 m² muestran tu desgaste, tus fracturas y tus fisuras… Ya sé que no es cortés decirle eso a alguien, pero es que al transitar por tu pasillo es eso justamente lo que se siente. Hoy te has convertido en un ícono: Eres la foto cliché de las despedidas, eres el arte pop que representa la emigración; la fuga de cerebros.»

La Cromointerferencia, no solo es un testimonio del pasado, sino también una inspiración para el futuro.

A medida que se emprende la restauración, se abre un nuevo capítulo en la vida de esta obra de arte.

Su capacidad para evolucionar y adaptarse refleja la naturaleza misma del viaje y la experiencia humana.

Es por ello, que la Cromointerferencia en el Aeropuerto Internacional Simón Bolívar, no es solo un corredor de colores; es una conexión entre la creatividad de Cruz Diez y la realidad dinámica del viaje.

A medida que continuamos despidiéndonos y dando la bienvenida, este icónico pasillo seguirá siendo un símbolo vibrante de la intersección entre el arte, la arquitectura y la experiencia humana.

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